martes, 10 de agosto de 2010

Una fiesta de pastillas.


Al comienzo de la fiesta, no había el eco suficiente de voces para cubrir lo vacío que estaba el lugar. Habían rostros que asemejaban a una fotografía tomada años atrás. Pero no duró mucho para que el aburrimiento me envolviera y me hiciera prender un cigarrillo.
La gente iba llegando, y el espacioso lugar acaparaba de variables personalidades, miradas y edades. Entonces me adentré a donde la multitud de personas bailaban... Con el fin de encontrarme algún conocido. Y ahí estaban... Apartados en un rincón, observando y en busca del licor. Conversé lo necesario para no exponer mi pequeño disgusto por la fiesta; Me topé con un vaso desechable y sin pensarlo dos veces me fui a la cocina y me serví agua. Tomé el frasco, tomé tres de las 15 píldoras. Pero no me bastaba para sentirme lo suficientemente bien; Entonces tomé otras más hasta el punto de perder la cuenta. Al poco tiempo de haberlas consumido, el cruzar del pasillo se iba perdiendo junto con la realidad, y sentía como mis pies no conseguían tomar control para continuar el curso del camino.
La cabeza empezó a darme vueltas, y por más que quisiera estar cuerda y pararme derecha, era inevitable el tener que aferrarme a la pared. Me obligué a confesarle lo que había hecho a uno de mis mejores amigos.

Más tarde me entró el sueño y el silencio. Y momentáneamente escuché decir del vacío: "Mantente despierta"..."Más vale estar atentos a cualquier posibilidad de que te pudiera dar un paro cárdiaco"... En ese momento sentí temor corriendo furiosamente por mis venas.

Llegué a pensar en lo qué diría mi madre si se enterara de mi pseudo intento de suicidio.
Y los recuerdos se amontonaron escurridisos, donde veía sonreír a cada uno de mis amigos, y cada vez se volvían más difusos, hasta finalmente desvanecerse en medio del vacío.

miércoles, 14 de julio de 2010


Estoy segura de que con el tiempo dejaré ser un eco en el viento,
Y mi cuerpo será alimento para los buitres,
y no habrá más grabados de mi que se estanquen en días antepasados.

Desaparecerán los pensamientos que carcomen mi cerebro en las noches de invierno.
Y el corazón latirá cada vez más lento, hasta quedar obsoleto.

Pero mi alma seguirá presente en la ausencia terrestre.
...
No seguiré portando el nombre con el que fui la mujer de los sentimientos desbordados.

martes, 13 de julio de 2010

Ya no importa... los pensamientos se ahogan.


Estamos tan juntos pero tan separados viviendo en nuestro propio abismo.
Y engañamos a la muerte, derramando cascadas de lágrimas saladas,
Porque nadie nos asegura antes que nuestra fecha de caducidad llega a su límite
cuando el alma está por rendirse.
Nos meten en ataúdes diferentes, y no importa… pues nosotros escogemos en dónde pasaremos el resto del tiempo terrestre al momento de partir lejos de esta vida.

Pero qué hay de los momentos dónde el pulso determina si tienes un cuerpo perfecto.
Y donde las palabras sobran, y nunca bastan para hacer sentir a alguien completo.
Donde los silencios son eternos,
Y la mirada ajena es como una apuñalada sobre el ego.
Donde los amigos son como los globos…
Te descuidas por un momento, y ya se han ido la mitad de ellos con el viento.

Pero al final… no habrá importado nada más…
Pues el corazón para, y dejan de vivir los sentimientos.

jueves, 13 de mayo de 2010

Síndrome de abstinencia


No es tan tóxico ya: también caduca
el amor en la fecha señalada en su dorso.
Ya no es ese veneno
tan eficaz, ni acaso necesaria
la urgente sobredosis. Qué cualidad letal
la del amor filtrado en la memoria.

miércoles, 14 de abril de 2010

Al momento en el que mis ojos dirigen la vista al papel sin tiempo,
El pulso corre bruscamente & electrocuta mi cerebro ocasionando sin querer un huracán de sentimientos.

Y los silencios se hacen más propensos a ser rutinarios
Al volver a seguir el compás de las manecillas,
Donde están los momentos sin pausas, y las palabras perfectamente accidentadas.

Puño de letras...

“Somos como espacios escondidos tras el juego del azar,
Ignoramos que todavía existen los momentos diminutos
Que aún seguimos dejando pasar. “

“El gris parece ser escaso en los callejones de los muertos,
Y sólo hay pinturas colgadas en el cielo que lo han sabido guardar en secretos.”

“Podemos ser inciertos al escoger el primer par de zapatos,
Pero al final siempre serán nuestros pasos que dejarán los últimos rastros.”
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